Con el propósito de exponer el proceso de manejo y conservación de los documentos de la Función Judicial, el Consejo de la Judicatura (CJ) realizó, este jueves 09 de junio de 2016, una Casa Abierta por el Día Internacional de los Archivos.
Edgar Lara, técnico de la Secretaría General del CJ, área encargada del Archivo General, informó que en el 2014, la Judicatura implementó un modelo de gestión para recuperar los expedientes judiciales que por años permanecieron en el abandono.
Explicó que ahora todas las unidades judiciales cuentan con espacios adecuados para el manejo del archivo activo. De igual forma, cada provincia tiene un área destinada al almacenamiento de los juicios que ya concluyeron. Al momento, más de 317 millones de fojas han sido intervenidas como parte del archivo activo en todo el país.
En Quito, por ejemplo, está ubicado el Archivo General, donde reposan 1.5 millones de juicios, es decir, 127 millones de fojas en las materias: Civil, Penal, Laboral, Tránsito, Familia, Contencioso Administrativo y Flagrancia, solo de Pichincha. También están las causas que fueron tramitadas en las extintas Comisarías de la Mujer a nivel nacional y el Archivo Histórico de Guano.
Lara señaló que para tener un archivo organizado, se implementó un proceso de levantamiento e inventario que pasa por el acopio de documentos; la transferencia y clasificación de los mismos; la distribución y organización de espacios físicos; la codificación y rotulación en las cajas de conservación; la ubicación topográfica de los juicios; la digitalización; y, la capacitación a los servidores judiciales.
A la Casa Abierta asistieron funcionarios judiciales, estudiantes secundarios y usuarios como Hortencia Unda, quien es experta en Archivología. Ella se sorprendió de ver cómo ahora el sector público administra la documentación.
“Felicito al Consejo de la Judicatura que ha modernizado su sistema de almacenamiento de juicios bajo los parámetros dispuestos por el Sistema Nacional de Archivos. Ahora un documento es posible ubicarlo en pocos minutos, a diferencia de cuando se hacía manualmente”, sostuvo.
Andrés Anrango, alumno de Segundo de Bachillerato de la Unidad Educativa Experimental Manuela Cañizares, tuvo un criterio similar. Para él, es importante que la documentación esté organizada y no descuidada. Su maestra Alexandra Ortiz consideró, en cambio, que es bueno que se difunda este tipo de información a la ciudadanía. “Es algo impactante ver cómo antes había hasta animales muertos entre los archivos que eran considerados como basura. Ahora tienen su importancia”, recalcó.
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